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Bendición de la mesa Poderosa

Bendición de la mesa poderosa

Rezar al comienzo y al final de una comida es un hábito ancestral que nos invita a colocar, en agradecimiento, nuestro compartir y nuestro alimento bajo la mirada benévola y bendita de Dios.

De la tradición judía y monástica, la bendición es un momento privilegiado de oración familiar que se recita al inicio y al final de la comida. Nos permite agradecer a Dios por los beneficios que nos ofrece.

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La etimología latina de la palabra bienaventuranza significa bendecir y hablar bien, así expresa el significado de este ritual.

En efecto, en la tradición cristiana, decir la bendición consiste en pedir la bendición de Dios mediante una oración antes de ir a la mesa y agradecerle.

Bendición de la mesa

¿Por qué bendecimos la mesa y damos las gracias?

Decir bendición es una forma de agradecer a quienes prepararon la comida e hicieron posible reunirse alrededor de la mesa para compartirla. 

Es una muestra de gratitud, con este gesto, mostramos que somos conscientes de que no todo se nos debe.

Comenzamos la comida primero pidiendo la bendición de Dios con una oración o cantando. 

Luego, al final de este último, hacemos lo que llamamos acción de gracias, para agradecer al Señor.

Esto puede ser un canto, una oración utilizada durante las liturgias o incluso la lectura de un pasaje de la palabra de Dios.

Dado que la comida es el fruto de la creación, debemos agradecer a Dios por permitir que sus hijos recibieran el pan de cada día. 

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No podemos olvidar que es en el marco de la bendición judía de la comida que Jesús instituye la Eucaristía y en cierto modo la transmite a los cristianos para que no olvidemos que toda comida es un regalo de Dios.

¿Es una forma de demostrar compasión o caridad?

La bendición cristiana también da testimonio de un espíritu de apertura, durante esta oración, debemos mantener un pensamiento para los más necesitados y podemos mencionarlo durante la oración. 

Por lo tanto, hacer la bendición nos permite ser conscientes de la oportunidad que se nos da de poder comer.

En el pasado, durante las fiestas religiosas, algunas comidas se tomaban justo después de la misa, en las entradas de las iglesias. 

Durante estas comidas, era costumbre que todos trajeran algo para comer y compartieran su comida con los más pobres. 

La comida cristiana es diferente de la comida sacada del saco, es un momento de convivencia, donde nadie se queda atrás y que se presta bien a la oración.

En comparación con las comidas diarias que se toman con ganas, falta de tiempo o a solas, el encuentro en familia es un momento imprescindible para compartir. 

Tomarse el tiempo para orar juntos antes de la comida le da una dimensión espiritual, también es una forma de educar a los niños mostrándoles que no abalanzarse sobre la comida es cuestión de saber vivir.

Si la bendición es un tiempo real de oración, no está necesariamente formalizado por reglas estrictas y podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación para pedir la bendición de Dios.

Todos son libres de agradecer a Dios como mejor les parezca, a veces incluso con mucho humor.

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